
Una de perplejidad
Vecino. Informacion.
En una ocasión, escuché a alguien decir que a él “no lo manejaba ni Dios”. Entiéndase, políticamente hablando. Que, por supuesto, no era de izquierdas, ni de derechas. Es decir, ni carne, ni pescado. ¿Transgénico, entonces? Pues no se sabe. Eso sí. Ni de Feijóo, ni de Sánchez. Ni de la candidatura Siempre Villafranca ni del Psn, ni de Podemos ni de Sumar. ¿Del Madrid o del Barcelona? Tampoco.
Sólo del Alesves y del Osasuna. Con un par. Sí, señor. Vamos, que a él no le engañaba nadie y que, por supuesto, cuando llegaban las elecciones tampoco votaba a nadie. “¿Para qué?”, se preguntaba. “Tío, que son todos iguales. Que sólo les importa la pasta. Se meten en política para medrar”, concluía.