Manuel Azcona Garaicoechea
Vecino. Opinion.

La noticia apareció en la prensa a principios de junio. Afirmaba que el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora, había identificado los restos mortales del villafranqués Modesto Manuel Azcona, asesinado por los fascistas en 1936, en el cementerio de Bayas (Burgos).
Esperábamos vanamente que el Ayuntamiento diese muestra, no de vida inteligente, pero sí de cierto humanismo cristiano, sobre todo, si se tiene en cuenta que la derecha de este país ha optado por una Ley de Concordia, con el fin de que los españoles se reconcilien entre sí.
La desidia del Ayuntamiento es para preguntarse cuándo alcaldía aprovechará ciertos hechos para mostrar que está interesado por esa reconciliación. Ni siquiera ha sido capaz de una declaración institucional de solidaridad con la familia actual del abuelo asesinado.
Y, menos mal, que quienes en estos momentos rigen alcaldía son católicos y cristianos practicantes. Al parecer, ni como cristianos les conmueve que los restos mortales de un ser humano, asesinado en 1936, perdidos en una fosa común hasta hoy, hayan sido rescatados y darles, por fin, una digna sepultura. ¿No recuerdan que una de las obras de misericordia corporales del cristiano es “enterrar a los muertos” al margen de su filiación política?