Patético San Juan
Vecino. Opinion.

Las tradiciones nacen, crecen, se desarrollan, algunas mueren y otras permanecen. Pero, incluso, las que permanecen lo hacen de un modo que lo mejor sería que hubiesen desaparecido. Ahí están, por ejemplo, las hogueras de San Juan que, en efecto, tuvieron un esplendor glorioso en tiempos pasados. El pueblo entero se movilizaba para levantar hogueras de diez metros de altura. La infancia se lo pasaba bomba yendo por las casas pidiendo cosas para la hoguera. Hasta se hacían hogueras en los distintos barrios de Villafranca: la Plaza, el barrio Verde, el Portillo, las Casas Baratas. Hoy, su celebración resulta ridícula. Diez palés quemados. Si en el pasado lo que se quemaba era la representación del mal, ya se dirá qué tienen esos raquíticos trozos de pino ensartados de símbolos del diablo. Y, como en el año pasado, visto y no visto. Un fogonazo y una llamarada. Y se acabó lo que se daba. Estamos ante una celebración que tuvo una importancia excepcional en el pasado y hoy es una caricatura que da vergüenza ajena.
La quema de palés en Villafranca no es hoguera, ni menos de San Juan. Es una parodia de sí misma. Y un insulto a lo que fueron las hogueras de San Juan. Podrían aducirse distintas explicaciones de esta muerte -nada súbita, ya venía echando el bofe desde años atrás-, pero lo más cercano a la verdad es que hemos sido los villafranqueses quienes la hemos dejado morir. Porque con seguridad ha percibido que se trata de una tradición que ha perdido su sentido y su significado. A la juventud por ejemplo se la trae al pairo. Quizás si hicieran una hoguera con libros de textos, pues igual. En fin. Descanse en paz.
El Obnubilado