PATRIMONIO DE VILLAFRANCA (y V) Conclusión provisional

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PATRIMONIO DE VILLAFRANCA (y V) Conclusión provisional

Existe un patrimonio popular y otro patrimonio que no lo es.

El primero es inmaterial, sigue oculto y no participa de alardes arquitectónicos ni alardes pictóricos. Es resultado de una lenta evolución a lo largo de los siglos. De ahí su fuerza y su permanencia en el tiempo y en el espacio.

El segundo es material, lo vemos a todas horas, es opulento, rico en belleza externa, tanto cromática como arquitectónica, pero no es ni del pueblo, ni popular. No es fruto de una evolución, sino de un momento histórico concreto, reflejado en obras inmóviles como edificios y palacios de la nobleza; sólo susceptibles de ser admirados.

Combinar ambas recuperaciones no es incompatible; no debería serlo. Pero hasta la fecha quien se ha llevado el ascua a la sardina ha sido el segundo, el patrimonio material arquitectónico y monumental, relegando el patrimonio popular, no a un segundo plano, sino a una injusta invisibilidad. No se puede olvidar que el patrimonio, sea material como inmaterial, no surge por generación espontánea, ni de golpe. Tiene un contexto, un origen, un desarrollo y unas consecuencias en la vida individual y social. Es resultado de una forma de ver la vida y de sentirla.

Es tan deseable como necesario que el respeto a la pluralidad de las distintas y posibles identidades existentes en el pueblo nos llevase, primero, a aceptar el patrimonio villafranqués en su conjunto y, segundo, a conjugar las maneras de trabajar respetuosa y democráticamente por esa conservación patrimonial de origen tan diverso.

Si el patrimonio de Villafranca es la intrahistoria de la identidad de su ciudadanía, bien merece el esfuerzo de todos por recuperarlo y conservarlo. La gente de Villafranca se lo merece. Y nuestros antepasados más que nadie.