¿Qué fue del reloj de arena?

Vecino. Informacion.

¿Qué fue del reloj de arena?

El 26 de agosto de 2024, el actual gobierno municipal “concienciado con el uso responsable del agua” -lástima que solo tenga conciencia, porque en la práctica en eso se queda-, se sumó a la campaña de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra con el objetivo de que la población se “sensibilizara sobre la necesidad de ahorrar agua en el ámbito doméstico”. Todo ello “por razones medioambientales como de salud”.

En su día, un vecino se asomó a esta tertulia y se adelantó a decir que se trataba de una campaña inútil y populista, propia para engañabobos, tanto en su faceta medioambiental como en el terreno de la salud personal e integral. Afirmaba que el posible despilfarro del agua en Villafranca no procede de las casas; ni, menos aún, la salud de las familias depende de ese uso más o menos racional del agua debajo de la alcachofa de la ducha. Pero, como ese vecino no aportaba dato alguno que certificara su negativa a aceptar que el objetivo de esa campaña fuera un éxito rotundo, ahora sería el momento para que el Ayuntamiento diera a conocer a los villafranqueses el resultado de esa campaña, saber, primero, si es que, dada su conciencia hidrológica, ha hecho un seguimiento del uso simbólico del reloj de arena en las duchas de las casas, y cuáles han sido sus resultados.

Si el gobierno municipal actual considera que es demasiado pronto para dar a conocer esos resultados -en parte porque no habrá hecho ningún estudio estadístico del uso ecológico de los relojes-, nos armamos de paciencia y esperamos sentados a que para estas navidades tampoco se nos ha de decir en qué quedó dicha operación. En definitiva, nos quedaremos sin saber si ha servido para algo esta operación tan infantil como ingenua, en esa doble faceta que se le atribuía, en la faceta medioambiental y en la de la salud, y no una tomadura de pelo y de despilfarro del dinero público. Bueno, y si es todo lo contrario a lo que decimos, ya se dirá en qué ha quedado ese estudio estadístico de la experiencia en el uso del cronómetro simbólico. Porque, si ha sido un éxito apoteósico, sería de idiotas no volverlo a repetir, ¿no?

Vecino perplejo