El árbol de Navidad

Vecino. Informacion.

El árbol de Navidad

Vaya por delante que creo en Dios, en la Virgen y en la Santísima Trinidad. Y, también, en la Natividad, fiesta en la que los católicos celebramos el nacimiento en un pesebre de Jesucristo. Paro, también, soy demócrata, algo que no es incompatible con la fe en Dios. Combinar mi fe con los deberes de la democracia no resulta fácil en una sociedad que no ha renunciado aún a la omnipresencia de los símbolos religiosos en las calles por decisión del poder civil, algo contradictorio. Me explico. La Navidad es una celebración religiosa. Sólo religiosa. Por eso, sus signos tienen un significado religioso: sea el belén, el árbol, la estrella, los magos, etcétera. En una sociedad como la nuestra, donde hay tanta diversidad confesional y no confesional, los poderes públicos tendrían que ser más cuidadosos con la utilización de esa simbología. Deberían, no sólo evitar el uso invasivo de esos signos religiosos, en su mayoría exclusivos y excluyentes, sino, sobre todo, que, dado el fervor religioso de algunos alcaldes, no sustituyeran el trabajo de la Iglesia en este campo.

En este sentido, el Ayuntamiento de Villafranca se pasa de la raya confesional colocando un árbol navideño en medio de la plaza, dando a entender con ello que el poder absoluto religioso católico está por encima del resto de las religiones que conviven en el pueblo. Y, desde luego, se han cubierto de gloria al colocar ese artefacto de luces delante de la fachada del edificio municipal, una auténtica patochada luminosa que no tiene ninguna gracia ni sentido. Supongo que Iberdrola o Endesa estarán supercontentos.

Y todo ello llevado a cabo por iniciativa del Ayuntamiento que, si por algo debe caracterizarse, es por el respeto a la pluralidad religiosa y no religiosa de los habitantes del pueblo.

Se equivoca quien piense que estoy en contra de estas manifestaciones religiosas en el día más importante de la fe cristiana. Lo que me molesta es que sea el Ayuntamiento, una entidad pública aconfesional por obligación constitucional, quien suplante a la Iglesia en las tareas que a esta le son propias. El Ayuntamiento de Villafranca, no solo sigue siendo el monaguillo de la Iglesia, sino que se ha convertido en su sacristán y, si se me apura, en el gran maestro de ceremonias religiosas. ¿Por qué no deja a la Iglesia el protagonismo que le corresponde a esta en esta materia y organice la Navidad dentro de la parroquia que es el lugar idóneo para que los cristianos celebremos el nacimiento del Redentor ?

Un creyente