Baldosas

Alguien podrá pensar que, cuando salgo de casa a pasear, lo hago con el propósito de buscar los estropicios que hay diseminados por el pueblo, para, luego, denunciarlos en este blog. Les seré sincero. Tienen razón. Y me lo tomo como un deber cívico. Es mi contribución ciudadana a la mejora de Villafranca. Y cualquier de ustedes podría hacerlo. Podrían restar alguna de las horas que pasan en los bares, y de vez en cuando, pasearse por las calles del pueblo y observar con todo el cariño del mundo: calles, aleros, tuberías, cables, paredes, junturas, casas, fachadas. Y, también, aceras, bordes y suelos. Suelos. Ahí es donde quería llegar en esta ocasión.

¿Se han fijado alguna vez en las baldosas de la plaza? Háganlo. Observarán cómo se están resquebrajando. Dan pena. Cuando llueve, dejan paso al encharcamiento general y, si te descuidas y pisas en ellas, ¡zas!, ceden y te bautizan de suciedad los pantalones y zapatos que te acuerdas de san Mecagüen.

Y no, no está bien, que esto suceda. Piensas que el Ayuntamiento lleva mucho tiempo haciendo dejación en este asunto y que sin tardar debería cometer una obra de reparación de las baldosas de la plaza de mi pueblo. Observen la foto y verán que dicho resquebrajamiento viene ya de lejos. ¿No hay presupuesto para esta mejora? ¿O sólo lo hay para lo que da luz y esplendor a su Alcaldía?

El paseante