RESPETO Y DEMOCRACIA

Caerá en la cuenta el avispado lector, y la no menos capacitada lectora, de que el título de esta entrega es redundante, pues el respeto es la base de todo sistema democrático y no se concibe una auténtica democracia si el respeto desaparece.

No obstante, a veces hay cosas que nos hacen dudar de la calidad democrática, o simplemente humana, de ciertos congéneres. ¿Cómo si no se explica la “graciosa” (por salir gratis) vandalización de la placa que homenajea a la mujeres víctimas del escarnio fascista que se adueñó del poder en julio de 1936? ¡Se habrá sentido tan satisfecho de tamaña proeza! Y lo peor es que acaso reciba felicitaciones por ello.

Quien ha cometido tal fechoría seguramente es mayor de edad, tiene derecho al voto e incluso pudiera llegar a Primer Ministro, pero no deja de ser fascista, pues quien no se conduce desde el respeto no puede ni debe jamás ser considerado ni buen ciudadano ni demócrata.

Pero aprovechemos este desagradable episodio para tomar conciencia del peligro real que nos acecha con la proliferación sin filtros de “ultracentristas” de viejo y nuevo cuño, de propagadores de bulos y discursos de odio, de pretendidos caudillos y caudillitos que pueblan y dominan la mayoría de medios de comunicación y las redes sociales. Probablemente tienen más adeptos, sobre todo entre la población joven, de los que creemos. Así triunfaron Hitler, Mussolini o Primo de Rivera. Así están triunfando en Italia, Polonia, Hungría etc.

Estamos avisados. Villafranqués muy enfadado.