¡Es el sistema, compañero!

Vecino. Informacion.

¡Es el sistema, compañero!

Hace mucho tiempo que la democracia se ha cargado la participación ciudadana en política. La devaluación de ésta por parte de la sociedad es el mejor regalo que se le puede hacer a los profesionales del ramo. Entre ellos, los empresarios, los grandes mercenarios e ideólogos de lo político, que se creen que sin ellos la democracia no existiría o que sin la economía la democracia sería una filfa. De hecho, consideran que la gente cuantas más posibilidades de consumir tiene, es más demócrata.

El mal político que pueda existir hoy día ya no procede sólo de los políticos, por muy “mazones” o “ayusones” que sean. Es el sistema quien falla. No solo chirría el comportamiento de quienes se consideran representantes de los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, sino que quien debería ser el garante de ese sistema, la ciudadanía, está más que ensimismada, secuestrada por su abdomen. La ciudadanía, como sujeto político hace mucho que ya no existe. Sólo le permiten hablar cada cuatro años y en proporciones ridículas. Y, a continuación, vuelve a hibernar.

Podemos seguir despotricando contra los políticos. No les hará mucha gracia que los llamemos de todo, pero no se inmutarán. Saben mejor que nadie que la causa de sus despropósitos está en el sistema que se los permite hacer.

Hay que desengañarse, amigos. El sistema actual no nos hace demócratas. Solo ha conseguido que desarrollemos una pachorra increíble a la hora de hacer política que nos corresponde como ciudadanos. Pero yo no soy quién para decir a nadie cuáles son sus deberes en este campo. A lo sumo me atrevo a recordar lo que decía Aristóteles: “Somos animales políticos”. Y a comentar que, si fuéramos la mitad de políticos de lo que somos como animales, seguro que el mundo sería otra cosica. Para otra ocasión.

Bartolo