Memoria Histórica

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Memoria Histórica

Al parecer, hay más tipos de memoria que pipas caben en un saco de patatas y yo, ingenuo, pensaba que había una sola y que el resto eran postizas, falsas, esas que surgen si les pones un adjetivo delante o detrás: memoria histórica, democrática, digna, indigna, transversal, longitudinal, equidistante, tangencial, poliédrica y hasta cristiana. Pasa lo mismo con la palabra cultura. Y así se habla de la “cultura del vino”, “cultura de la pereza”, “cultura de la prima de riesgo”, “cultura del crecimiento”, “cultura de la austeridad” y un ciento de culturas que no son más que tendencias circunstanciales creadas por el consumismo de nuestra época y que pasarán como han venido.

Esa que llaman memoria histórica no existe, pero es la que más se utiliza. Se alimenta de hechos del pasado. Hechos que se justifican echando mano al contexto de la época, las conocidas como circunstancias; entre ellas, la ignorancia, la obediencia ciega, la locura, la enajenación, el no sabía lo que hacía. Y, también, claro, la creencia de que uno tenía LA verdad, o creer que se estaba del lado bueno, luchando por un fin honorable que lo justifica todo como el amor a Dios, la Patria, el Rey, la Tradición, los Fueros…

Se apela a la “memoria histórica” para justificar que las víctimas de uno y otro bando en la guerra deben ser tratadas del mismo modo. En Navarra, quien acepta esta afirmación olvida que las víctimas asesinadas de Villafranca por el carlismo no pueden tener la misma categoría que la de los villafranqueses sublevados que murieron en el frente de guerra en 1936. Los primeros fueron asesinados; los segundos, murieron defendiendo un golpe de Estado.

No es justo tratar a dichas víctimas del mismo modo. Las derechas de Villafranca tuvieron cuarenta años para hacerlo y no lo hicieron. A quienes asesinaron del pueblo ni los trataron como víctimas, sino como alimañas. Ni les dedicaron una misa. Y, ahora, las derechas de hoy, descendientes de aquellas, quieren una “memoria equidistante” entre ellas. ¡Hay que tener mucha cara!.

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