¿God 'save' Trump?

Vecino. Informacion.

¿God 'save' Trump?

Nada se puede reprochar a la ciudadanía estadounidense que decidió que Trump volviera a ser presidente, ya se sabe, ese tipo que, por ser rico, se permitía “alardear de agarrar por el coño a las mujeres” y que “instó a una masa de ultras asaltar el Congreso” entre otras heroicidades. Cualquiera entiende, menos la ciudadanía estadounidense al parecer, que a un sujeto de esta calaña lo que hay que hacer con él es meterlo en la cárcel con una bola de hierro atada al tobillo y con un cinturón de castidad medieval adosada en la entrepierna y ¡hasta luego, Lucas!

Pero como todos creen que cada país es libre de elegir a sus tiranos y someterse voluntariamente a su servidumbre, pues a callar. Además, ¿quiénes somos nosotros, pobrecicos españoles, si también contamos con una masa social no muy distinta a la de USA dispuesta a hacer lo propio en cuanto la izquierda se desnorte más de la cuenta?

Y cómo vamos a poner nos pinchos diciendo que aquí en España es imposible que gobierne otro Pelo de Zanahoria o su calcomanía. Significaría que no conocemos el pasado. Sufrimos al Dictador durante cuarenta años, sin olvidar que este llegó al poder mediante un golpe de Estado, mientras que lo ha hecho por vía urinaria, perdón, por las urnas y por la gracia de Dios. Así que, ¿pondremos a caldo a la sociedad USA por elegir a Trump cuando, durante más de cuarenta años, fuimos incapaces de echar del poder al Dictador? ¿No sería mejor dedicarse a analizar las causas por las que la sociedad USA ha caído bajo las garras de una cuadrilla sin escrúpulos morales, convirtiendo la democracia en una oligarquía de millonarios y para millonarios?

Una tarea que incumbe a los demócratas de USA, desde luego. Al fin y al cabo, si Trump ha llegado al poder no es porque la sociedad sea tonta e inmoral. Es a los demócratas a quienes corresponde recuperar la confianza de los votantes. Sin olvidar que elegir democracia en lugar de libertad, suele tener esos contratiempos electorales.

Y ya que estamos, las izquierdas de este país harían bien en ponerse también las pilas centrándose en favorecer con sus políticas sociales a la gente más necesitada y vulnerable.

El trumpismo a la española no es un fantasma. Y no está llamando a las puertas de la sociedad. Está ya dentro de ella. En cualquier rincón de España hay grupos de trumpistas dispuestos a joder la marrana. ¿Y en Villafranca? También.

Para cuando se quiera extirpar, será tarde. A todos vendría bien recordar el refrán del barbero: “cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”.

Un trompetista