UNA HISTORIA SOBRE PURINES Y LOS OLIGARCAS (II)
Vecino. Informacion.

No es que la historia comenzara en el año 2010, porque arrojar basuras y desperdicios donde mejor le viniera a uno ha sido una constante en los pueblos. También en Villafranca. Y ello a pesar de que las ordenanzas lo prohibiesen y multaran a quienes cogían in fraganti. Es una imagen de antes de ayer. Esta historia la he empezado en el año 2010, porque fue cuando el Ayuntamiento quiso ponerse al día con relación a estas basuras y desperdicios y modificar para ello el artículo tercero de las antiguas y anticuadas ordenanzas. Pues las basuras vertidas en los campos ya no eran sólo las clásicas, sino que ahí estaban los purines y demás familiares, es decir, vertidos en formato de estiércoles y residuos procedentes de fuentes ganaderas, agrícolas e industriales. El 29 de marzo de 2010, el artículo 3º de esa ordenanza quedó modificado en un pleno municipal como sigue: “Quedan sometidos a las prescripciones descritas en esta Ordenanza todos los vertidos de purines, estiércoles y otros residuos procedentes de fuentes ganaderas, agrícolas e industriales radicadas en el término municipal de Villafranca (Navarra). Se excluye los producidos en corrales domésticos y se prohíben los procedentes de explotaciones ubicadas en otros municipios”. Dicha regulación se presentó a la autoridad competente y fue publicada en el BON el 8 de septiembre de 2010. Al momento, surgieron dos mercantiles que presentaron alegaciones contra dicho artículo: la Cooperativa Valle de Odieta e Hibridación Termosolar Navarra, S.L. Ambas alegaron falta de competencia municipal; deficiente redacción del artículo 3º de la Ordenanza y Colisión directa con el Plan de Gestión de Residuos planteado en el Proyecto de la Planta de Biometanización prevista en Caparroso. Lo primero podría pasar, pero ¿deficiente redacción? No lo parecía. ¿Colisión de intereses con empresa de Valle de Odieta? Sin duda.
Incomprensible, pero cierto
Hay que recordar que las obras de la vaquería ya estaban terminadas cuando el Tribunal de Justicia de Navarra (TSJN) dio la razón al Ayuntamiento de Villafranca, pero la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo anuló en 2014 la sentencia del TSJN en recurso de casación. Y, aunque parezca mentira, fueron los gobiernos de Navarra sucesivos quienes dieron la razón a estas comerciales, alegando que “con esta prohibición sin justificación alguna el uso de este producto fertilizante de calidad agroambiental superior y con menor riesgo de contaminación respecto a la aplicación del purín bruto que sería perjudicial para las plantas, agricultores y ganaderos de porcino”. Una guerra de purines, vamos. El Tribunal Supremo no reconoció bajo ningún concepto que la eliminación de parte del artículo 3º tenía “la finalidad subyacente de dar cobertura a las instalaciones de digestores y vaquería que se estaban realizando, entonces, en el municipio de Caparroso”. ¿Por qué? Como diría Quevedo, “poderoso caballero es don Dinero”.
En opinión de algunos, el Gobierno de Navarra actuó a favor de esa vaquería de un modo claro y manifiesto. Sólo faltó decir a este gobierno foral que para “ecologistas y respetuosos con el medio ambiente, nosotros”. Y como quien tiene la sartén por el mango decide, el Ayuntamiento tuvo que bajar la cabeza por imperativo de la autoridad y por tanto obligada a MODIFICAR dicho artículo.
(sigue..)