Una de perplejidad

Vecino. Informacion.

Una de perplejidad

En una ocasión, escuché a alguien decir que a él “no lo manejaba ni Dios”. Entiéndase, políticamente hablando. Que, por supuesto, no era de izquierdas, ni de derechas. Es decir, ni carne, ni pescado. ¿Transgénico, entonces? Pues no se sabe. Eso sí. Ni de Feijóo, ni de Sánchez. Ni de la candidatura Siempre Villafranca ni del Psn, ni de Podemos ni de Sumar. ¿Del Madrid o del Barcelona? Tampoco.

Sólo del Alesves y del Osasuna. Con un par. Sí, señor. Vamos, que a él no le engañaba nadie y que, por supuesto, cuando llegaban las elecciones tampoco votaba a nadie. “¿Para qué?”, se preguntaba. “Tío, que son todos iguales. Que sólo les importa la pasta. Se meten en política para medrar”, concluía.

Mientras hablaba, me preguntaba cuál podía ser la causa que había llevado a esta persona a defender tales pensamiento en favor de la nada. Entonces, dijo de repente: “Si lo sabré yo…”.Y caí en la cuenta de ese porqué, cuando, quien me acompañaba, me dijo: “Yo lo entiendo perfectamente. Sus familiares, abuelo, padre y un hermano fueron concejales de las derechas durante el franquismo. Así que sabe bien de lo que habla. No quiere ser como sus padres. Hasta me parece digno de alabanza.”

Orejas largas