El cazador, cazado
Vecino. Informacion.

El ilustre cadáver político de Montoro ha servido, está sirviendo, como en el caso del trío Calavera, Koldo, Ábalos y Cerdán, como instrumento inculpatorio contra el PP. Es decir, volvemos a las andadas de poner patas arriba la política y su intrínseca perversidad. Y no es así. De hecho, es más culpable el PP por la política venenosa que viene practicando con Feijóo al frente que por la colección de corruptos que se han incubado en sus redes, entre ellos, los ínclitos Bárcenas, Rato y, ahora, Montgorito -a mí siempre me pareció que era una copia de Montgomery Burns, el de los Simpson-, que será recordado como el cazador de Hacienda, ahora cazado tras catorce años de fechorías fraudulentas, utilizando para ello la ley, lo que tiene su coña.
No sé si la calidad de los chorizos del PP es superior a los fabricados made in PSOE, pero, tanto en un caso como en otro, habría que decir que ninguno de los dos partidos merecen ser crucificados tal y como pretende VOX, a quien solo le interesa sacar tajada de tal situación, importándole un pito la corrupción en sí misma considerada (y ya llegará el día en que algunos de sus gerifaltes terminen como Montoro y el trío citado), sino de amorrarse al abrevadero del poder. Si los montaraces de VOX no han caído en semejante cenagal, es porque no les ha llegado la hora. Pero está claro que vivir del cuento como hace Abas-Kal es la mayor corrupción que puede haber. Un cuento que se sostiene gracias al dinero de los contribuyentes Luego se quejará de las ayudas que reciben los emigrantes.
La corrupción es individual, de aprovechateguis sin escrúpulos que se sirven de un sistema que muestra demasiada confianza en el ser humano cuando este accede a ciertas rendijas del poder. Y no debería. Los políticos, si no fueran de este mundo, no serían sospechosos, pero son de carne y hueso. Caen en la tentación no porque sean políticos, sino por ser seres humanos. El dispositivo de robar es congénito. Y salta cuando éticamente el tipo en cuestión es muy débil y, sobre todo, ingenuo, al pensar que, tarde o temprano no lo han de pillar. No hay crímenes perfectos, ni corrupciones.
Los partidos políticos no son fábricas de producir chorizos en serie. En su mayoría, aquellos que la ley ha descubierto como mafiosos, ya lo eran potencialmente antes de entrar en política. ¿Creéis, por ejemplo, que Montoro no hubiese cometido su “montorazo”, caso de haber militado en el PSOE? Y, al revés, ¿qué el trío Calavera no hubiera hecho lo propio militando en el PP? De ahí que, tanto unos como otros, deberían coserse los labios o meterse en un convento de cartujos hasta descubrir el arte de callar a punto.
Ya lo decía el clásico, “lo que la naturaleza no da, la política, tampoco lo presta”. El problema es que no haya manera de saber que son unos tragaldabas antes de hacerla. Lo que es un serio inconveniente. Y preocupante. Y al final, ¿qué? Tanta Inteligencia Artificial, ¿para qué? Ni una idea, ni inteligente ni tonta, para acabar con la peste de la corrupción. Mucho avance tecnológico y cuántico, pero en materia ética estamos peor que en la época de los visigodos, por cierto, unos grandes especialistas en legislación.
Cortadillo.