ACLARACIÓN NECESARIA
Vecino. Informacion.

Nos esforzamos en este blog en manifestar que quienes lo escriben defendemos un Estado Laico, un Estado no confesional. Renegamos de Estados con una religión. Defendemos Estados civiles donde las manifestaciones religiosas las contemplamos como actos privados y que deben llevarse en el hogar, en la familia, individualmente o colectivamente en las iglesias, basílicas, parroquias y templos de cada una de las confesiones religiosas existentes en dicho Estado. Y si quieren hacer procesiones tendrán que someterse a la misma legislación existente sobre estos actos que afectan a los demás ciudadanos laicos.
Y aclaremos que laicos son todas las personas que no son sacerdotes. Y hay laicos creyentes, ateos, agnósticos y demás.
Un Estado Laico Aconfesional, si lo es y cumple con lo que dice su Constitución, como es el caso de la española, no debe desviar de sus presupuestos euro alguno para mantener a sacerdotes, obispos, capellanes, arzobispos; ni, por supuesto, a imanes, rabinos y demás líderes religiosos de las comunidades musulmanas o judías.
En nuestras denuncias abundan las críticas a la religión católica. Es muy comprensible. La religión católica en España, en Villafranca, ha sido un aire abrasivo que ha contaminado sus relaciones económicas, políticas, culturales, sociales, educativas, sexuales, etcétera. La religión católica ha metido el miedo en el cuerpo a la gente desde que eran unos muetes y lo sigue haciendo con sus dogmas sin base científica y razonable argumentación. No solamente eso. Por culpa de esa fe y religión, la gente de este pueblo se vio impulsada a asesinar a 40 villafranqueses durante la guerra civil. Y eso es una mancha que no se olvida fácilmente. Pero no por ello negaremos ni impediremos que quienes desean seguir con su fe en Dios, en el cielo y en el infierno, sigan haciéndolo.
Pero no a cuenta del erario. En este sentido, el Estado Laico no debe bajo ningún concepto facilitarles espacios públicos para celebrar sus manifestaciones, pues es evidente que cuentan con infinidad de lugares para hacerlo. Defender la homofobia, la misoginia y el nacionacatolicismo utilizando para ello la misma fe religiosa que profesan revela su condición de intolerancia e intransigencia que en una sociedad democrática no se pueden aceptar. La religión que profesan les lleva a anteponer sus creencias religiosas al Estado Civil, lo que significa que colocan Dios por encima de cualquier Derecho. Y están en su derecho, pero ya no lo están cuando utilizan esa creencia como base para perseguir y condenar a quienes no lo hacen. Van contra el Estado de Derecho y se convierten en fascistas.
Y otra aclaración. Si no nos metemos con el Islam no es por miedo o porque guardemos una afinidad con sus postulados. Para nada. Los valores del Islam nos parecen tan criticables como los del catolicismo. Su misoginia, homofobia y sus estados Teocráticos confesionales al cien por cien, nos dan grima. Y en lo que ahora nos ocupa diremos que, si los musulmanes creyentes quieren rezar o celebrar fiestas religiosas, pues lo mismo, que lo hagan en sus mezquitas o edificios que hayan erigido para hacerlo. Como habitualmente hacen en Villafranca. No sabemos qué pasaría si la comunidad musulmana villafranquesa no dispusiera de una mezquita. Si el Ayuntamiento les dejaría algún espacio público para celebrar su Ramadán y fiesta del cordero.
No nos gustan las religiones, menos aún aquellas que pretenden imponerse a las demás invocando la tradición sin más. No hace falta decir que los católicos siguen pensando que la suya es la verdadera y la de los demás falsa. La historia nos enseña que todas las religiones, sin excepción, no son falsas, sino sistemas capitalistas obsesionados por el mismo afán: poder, dinero y control, sobre todo, de las mujeres, a quienes se las reduce a menos que cero.
Si no nos metemos con el Islam o el judaísmo eso se debe a que el catolicismo nos da más trabajo. En Villafranca, al menos. Pero el hecho fundamental queda dicho: la religión, sea cual sea, debe salir de los espacios públicos. Por respeto a la pluralidad, creyente o no. Y someterse al régimen general de espectáculos públicos que rige la Constitución.