MÁS SOBRE EL PROGAMA DE FIESTAS
Vecino. Informacion.

No sé cómo decirlo, pero el programa de fiestas de este año me abruma. La verdad sea dicha. Para nada esperaba yo que el Ayuntamiento hubiera hecho tantas y tantísimas cosas por el pueblo en todos los órdenes habidos y por imaginar. ¡Madre del amor misericordioso y amén! Es increíble. ¡Es que ninguna de sus comisiones de gobierno ha fallado a la hora de llenarse de medallas por las mil y una obra realizadas en pro del villafranqués de aquí, de toda la vida y de los recientes apegados! ¡Qué trabajo de Hércules se han tenido que dar para llevar a buen fin todo lo que ha anunciado su pregonera mayor, nuestra lehendakari local!
Ni Economía y Hacienda han fallado. Todo una maravilla. Todos los euros gastados, ni uno más ni uno menos, han ido a parar donde debían. Lo ha hecho tan bien que la alcaldesa ha felicitado efusivamente, premiándola con el inmenso orgullo de tirar el cohete en estas fiestas del país de Jauja, como lo ha llamado Lou Grant.
Y Educación y Cultura, ¡qué maravilla de política municipal para hacer que individualmente el villafranqués sea más culto, más educado y más cívico. Y, por tanto, más responsable. ¿Qué se ha hecho en este asunto? ¿Dónde están los resultados que podamos verificar empíricamente de que los presupuestos de los ciudadanos han repercutido en su bienestar cultural y educativo? Y, en fin, dejaré de lado, el resto de las comisiones -urbanismo, sobre todo-, porque en estos momentos Villafranca parece como si hubiera pasado por ella la lava de un volcán, dejando todo hecho una caca de la vaca.
Es verdad que un programa no mide ni la capacidad ni el resultado operativo de un Ayuntamiento, pero sí la capacidad de verborrea y palabrería barata de quien se pone al frente de él y suelta sin parar una letanía de logros y milagros de todo tipo -incluso espirituales- conseguidos a lo largo de un tiempo más o menos señalado. Para colmo, ha avisado que seguirá en esta línea con sus desnortadas actividades, tanto materiales como espirituales. ¡Es que no se ha enterado de que vive en un Estado aconfesional esta señora!
Y, luego, hay que ver, señora alcaldesa, ni un miserable mea culpa sobre la gestión del agua y de la limpieza en Villafranca. Porque si Villafranca no está limpia, sobre todo en zonas por donde no pasa el espíritu santo. Y lo está por culpa del Ayuntamiento, de su corifeo principal y de quienes le aplauden hasta los estornudos.
Todo lo que presume haber hecho su equipo municipal en el programa de fiestas, ha sido obra suya. Inspiración suya. Ella misma se lo ha guisado y comido. Pues no está mal reconocerlo por un lado. Al menos así la oposición tendrá la conciencia tranquila de no ha tenido nada que ver en que actualmente Villafranca, de puertas adentro, sea un pueblo desvencijado, roto, con una pavimentación callejera que parecen haber pasado por ella kilos de lava volcánica resquebrajándola y desnivelándola de modo considerable. Es un milagro que algún día de estos no se hunda alguna calle y salgan de su socavón ratas de a metro.
Para terminar. Hay un detalle en el programa que no creo que pueda elevarse a categoría, por tratarse de una anécdota sin más. Y como tal habrá que tomársela. Ustedes mismos. El día en el que presiden desde el ayuntamiento las vacas de la tarde, Laura Artuch y José Mari Araiz Morán me preguntaba quién era el supuesto José Mari Araiz. Lo cierto es que al parecer lleva en el Ayuntamiento de concejal tres años. Y no parece, también, que la corte municipal no se haya aprendido bien su nombre
El tal José Mari no es tal, sino Jesús Mari Araiz. Sí, cierto, una anécdota. Pero esa es ni más menos la medida de la alcaldesa y su peña de cómo trata a la oposición en el Ayuntamiento. ¿Ni siquiera, una vez confeccionado el programa, han sido capaces de pasárselo a la oposición para corregir las erratas siquiera? No sé, pero aquí hay más que despiste, sino otra cosa. Pero no le pondré nombre. Hágalo, usted, amable lector.