LA RAZÓN POR LOS SUELOS

La pregunta que más me reconcome actualmente es cuál es la responsabilidad de esta democracia, tan formal y representativa, que hace posible que la gente pueda elegir a semejante cuadrilla de sujetos nada democráticos, ni educados, ni respetuosos, que, por no saber perder, son capaces, lo han sido, de montar un golpe de Estado con tal de hacerse con el poder.

La gente que ha votado a esta gente debería dedicar unos minutos de su vida a reflexionar en qué han convertido su papeleta electoral. Reflexionar en cómo es posible que se hayan dejado engañar tan fácilmente por unos individuos que les prometían el oro y el moro, que les iban a bajar los impuestos y blablablá. ¡Ilusos! ¿Nunca han pensado que bajar esos impuestos (a los ricos, sobre todo; lo que supone es reducir el presupuesto dedicado a lo publico: sanidad, protección civil, conservación ambiental, educación…?

Y esta gente de supuesta izquierda que dicen ser y que han votado a la derecha (o que hayan abstenido) para castigar a Sánchez y colaterales ¿tiene derecho a indignarse después de que con abstención son el origen de las consecuencias que avergüenzan a cualquiera, independientemente de su credo político?

En otro orden de cosas, no paro de marear la perdiz y preguntarme también por la gente que votó a Netanyahu. ¿Nunca se pone a reflexionar en la parte del horror que les corresponde ante el genocidio palestino? Cuando contemplan cientos de niños muertos, mutilados o esqueléticos por causa de la hambruna, ¿piensa que este holocausto es un mal menor necesario para construir el Gran Israel? ¿Qué criterio de mierda ha llevado al electorado a convertir al patán de Trump en amo y señor para “Hacer América grande otra vez” y ser un enviado de Dios? Esto ya no es cuestión de política, sino de sensatez, de cordura, de racionalidad. Y sentido humanitario.

Me cuesta no creer que parte de esa responsabilidad la tiene esa gente que con sus votos ha llevado a esta clase política, criminales de guerra, al poder. Porque, si no están de acuerdo con la política de privatización del PP y VOX, de su política racista, y del genocidio sionista de Netanyahu y del racismo exterminador de Trump, entonces, no se entiende que sigan cruzados de brazos y sigan votando a semejantes representantes del horror humano. O defiendan sus ideas para defender ¿qué? Que la división entre amos y siervos se perpetúe.

Hartazgo