TRUMP = NETANYAHU

Vecino. Informacion.

TRUMP = NETANYAHU

Una pregunta ingenua podría ser esta “¿Por qué Trump apoya los planes genocidas del criminal Netanyahu?” Y, en última instancia: “¿Por qué la sociedad norteamericana no salta a la calle para protestar de forma unánime y general por la masacre llevada en Gaza, lo más a lo que hicieron los nazis con los judíos?” ¿Acaso esta sociedad yanqui no entiende ni comprende que lo de Gaza es un genocidio?

He nombrado a los nazis, pero antes que ellos e fueron los propios norteamericanos quienes ya supieron ejercer como genocidas y lo orgullosos que se sintieron por ello. Se libraron de que el mundo lo conociera, porque, cuando se llevó a cabo, no existía la televisión ni nada que se le pareciera.

EEUU no puede condenar al gobierno sionista de Israel, porque EEUU hizo lo mismo y, si lo condenara, se condenaría a sí mismo de modo flagrante y sin tapujos.

Así que la respuesta es lo más sencilla que puede haber. La historia fundacional de EE UU no puede entenderse sin el exterminio de las tribus autóctonas que existían en el país, cuando EEUU no era siquiera un país ni una nación, pues lo único plausible en él era la existencia de un sinfín de tribus: dakotas, cheyenes, kiowas, pawnee, etcétera.

Del origen de EE UU no se puede hablar sin hablar de genocidio. Es su fundamento original. Los nativos americanos fueron exterminados por colonos ingleses y después por británicos. Para que EEUU se llamara “tierra de los libres” y “el hogar de los valientes” les fue necesario a sus líderes políticos y militares derramar millones de litros de sangre indígena.

Y lo hicieron en una época en que sus ilustrados teóricos condenaban el imperialismo europeo, mientras ellos justificaban la masacre de millones de indígenas. Con el tiempo, los herederos de este genocidio supieron venderlo como una epopeya, un capítulo denominado como “guerras indias”, cuando no hubo ninguna guerra, sino un genocidio puro y duro. Una de las más terribles tragedias de aniquilación y de barbarie sería convertida por el cine en una epopeya donde se magnificaría el heroísmo y el sacrificio de los blancos en aras del progreso. Puta hipocresía y mentira cabrona.

No hubo guerras indias, sino un sometimiento, abuso y exterminio sistemático de pueblos enteros de nativos que vieron como el ejército arrasaba sin miramiento sus territorios en aras de la premisa protestante de “un destino manifiesto” para el país. El ejército organizó matanzas indiscriminadas de bisontes que era la fuente alimentaria de las tribus, hasta que quedaron extintos, y se apoderó la hambruna de dichas tribus y los desplazamientos que mermaban su población, muriendo de hambre o traslados a reservas donde terminaron por acabar con ellos.

La Casa Blanca disfrazó de guerra civilizadora una estrategia cuyo fin era expansionarse mediante la total erradicación de quienes habitaban aquellas tierras siglos antes.

Nos avergonzamos ahora de Netanyahu, pero no fue muy distinto el plan organizativo y consciente de la eliminación de la población indígena por EEUU para apoderarse de unos territorios de cuyo dominio la joven nación norteamericana se había arrogado de su existencia por la ley del más fuerte. Se utilizó para ello duna mezcla ideológica que no se diferencia en nada de las premisas que utiliza Netanyahu para apoderarse de Gaza: “América para los americanos” (doctrina Monroe), racismo (inferioridad de los indios, también de los mexicanos), y fundamentalismo religioso, es decir, la idea de que EEUU había recibido de manos divinas un “destino manifiesto” para ocupar todo el territorio norteamericano a toda cosa. Como Trump y Netanyahu y su fraudulenta manipulación de la Biblia, respectivamente.

Las guerras indias fueron un camelo. Como es falsa la guerra entre Gaza e Israel. Como las falsas guerras indias, la guerra en Israel no es un episodio bélico, sino la farsa de un enmascaramiento colonialista. Términos como colonialismo de asentamiento o genocidio son los más adecuados para definir las bases del exterminio de las tribus de América. Igual que hace Israel con Gaza.

No extrañe, por tanto, que Trump no condene al gobierno sionista de Israel. A poco que el señor feudal de los aranceles conozca la historia de EEUU sabrá que, antes que Israel, el país de adopción de sus ancestros, también, fue genocida. Y de primera clase. Y quien a los suyos se parece, honra merece. Solo que en esta ocasión se trata de una honra de mierda criminal. Así apesta.

Toro de Pie