HAY COSAS INEVITABLES
Vecino. Informacion.

Es inevitable que nuestra lehendakari municipal pretenda ser el perejil de todas las salsas asistiendo a cualquier evento que se precie. Nadie le podrá reprochar su voluntad por llevar el nombre de Villafranca allá vaya donde vaya o, si les parece, su nombre asociado al municipio de Villafranca, pues en estos momentos Villafranca se ha convertido en una especie de mejana donde ordena y manda su vara de medir los hechos que pasan, no solo en nuestra villa, sino más allá del Aragón y del Ebro.
El sábado pasado, día 27 de septiembre, era una fecha señalada por tres acontecimientos: el primero, la luctuosa conmemoración de los asesinatos de los militantes de ETA contra el franquismo Txiki y Otaegui, fusilados, tras un juicio de parodia como todos los que realizaban los jueces golpistas, por orden y mandato del Dictador Franco. Pues bien, fue este dictador quien impuso a los españoles una monarquía borbónica pasándose por el arco del triunfo la voluntad de la ciudadanía. Y es, precisamente, a esta monarquía, representada ahora por el hijo del emérito a quien el dictador encasquetó la corona monárquica, y al que la alcaldesa de de Villafranca ha ido a Tudela a festejar y celebrar, exaltar y encumbrar como si fueran los enviados de vete a saber qué dinastía de dioses y figurones.
A ver, nos la minga remilga que la alcaldesa asista a semejantes actos de servilismo que tanto recuerdan a una sociedad medieval, pero que lo haga representando a los ciudadanos de Villafranca es algo que está fuera del protocolo democrático y no guarda ningún respeto a quienes en Villafranca detestamos la monarquía. Si la alcaldesa se reputa representante de todos los villafranqueses, la mejor manera de respetarlos es en este caso no respetar a ninguno. ¿Cómo? No asistiendo a ningún acto que, además de innecesario, solo consigue mostrar su sectarismo político e ideológico, además de otras carencias de sentido común.
Y, en tercer lugar, ese día, 27 de octubre, se celebraba también en el pueblo el Día de la Memoria Histórica. Es un día que se recuerda a los fusilados de Villafranca en la Guerra Civil, para los que una y otra vez se pide la llegada de una verdad, justicia y reparación, que termine con la ignominia de seguir considerando que aquellas víctimas fueron un mal necesario o que fueron tan solo fruto inevitable de una guerra, cuando aquí no hubo ningún frente de guerra, sino una borrachera de fascismo, adornada con una religión manipulada de forma criminal, y vandalismo bárbaro y cruel que no quieren ni reconocer ni arrepentirse, no ya solo quienes lo perpetraron, porque, obviamente, ya están muertos, sino quienes se tienen como sus herederos ideológicos, pues si no fuera así dejarían de justificar aquellos asesinatos con argumentos que rozan la difamación y la calumnia.
Sobre este día y su celebración, la Info del Ayuntamiento se ha pasado varios días anunciando que tal día y tal otro se celebra tal y cual evento animando a la gente a asistir a ellos. Nada que objetar. Lo que se pasa de castaño oscuro es que en esa misma INFO del Ayuntamiento -que es de todos los villafranqueses, se haya ninguneado la celebración del citado Día de la Memoria Histórica. Eso demuestra una vez más el sectarismo ideológico en el que se mueve como pez en el agua nuestra regidora principal y su equipo. Es cierto que en años anteriores la alcaldesa ha asistido a dicha celebración y que este año ha coincidido dicho acto con la llegada de los borbones a Tudela. Y, claro, por supuesto, faltaría más, vas a comparar un acto en recuerdo los asesinados que hubo en Villafranca, con el magnífico y fantástico acto de asistir a rendir pleitesía a quienes, precisamente, han llegado a ser reyes gracias a quien hizo posible que esos 42 asesinados de Villafranca terminaran como terminaron.
No solo no se publicitó en la INFO la celebración de ese día, sino que no hubo tampoco ninguna representación del Ayuntamiento que actualmente es mayoría y lo rige como hace Pedro por su casa. No fue la alcaldesa por motivos obvios de prioridad en su agenda tan selecta, pero, al menos, podría haber delegado su representación en otro edil. Ni a eso parece que les llega su estrechez de miras ideológicas.
Y hablando de otra cosa, pero que guarda relación paralela con lo dicho hasta aquí, nos preguntamos qué ha pasado, qué está pasando, con la decisión que un día asumió el pleno del Ayuntamiento de transformar el edificio del Molino en centro de memoria histórica como recuerdo de los prisioneros que estuvieron hacinados en dicho edificio convertido en campo de concentración en 1937 y 1938. Sabemos bien lo que ha pasado y nada nos extraña que dadas las condiciones democráticas de alcaldía, esa decisión del pleno, nacida por césarea y, si no, mediante fórceps se quede en eso, en una muestra hipócrita y cínica de quienes votaron en su día a favor de dicha transformación del edificio, riéndose, en realidad, de todo el mundo. Y, también, ¿cómo es posible que esa decisión municipal no haya llegado al Gobierno de Navarra y sus dirigentes que ordenan toda la circulación relativa a la Memoria Histórica?
Nieto de fusilado