VAMOS A CRITICAR
Vecino. Informacion.

Según la RAE de la lengua, criticar es “analizar pormenorizadamente y valorar algo”, y también “censurar reprobar, hablar mal de algo o alguien”. Vamos a intentar ajustarnos a la primera acepción corriendo el riesgo de caer en la segunda. Presentamos de antemano disculpas si tal cosa sucede. Y vamos al lío.
Recientemente, varios contertulios han expuesto sus puntos de vista sobre fiestas y las jornadas barrocas. Añadiremos algún otro. La realidad demográfica villafranquesa es muy diversa en origen, costumbres y hecho religioso. Por otra parte, el Ayuntamiento ejerce la representación del Estado, constitucionalmente ACONFESIONAL. Ambos hechos, razones de peso para mantener debidamente separados los actos civiles de los de carácter religioso.
¿Cómo puede traducirse esto? Nuestra propuesta sería doble: por una parte modificar la denominación de las fiestas, que bien podrían llamarse “Fiestas de Villafranca” o, si se quiere más empaque “Fiestas mayores de Villafranca”, por ejemplo. Por otro lado, se deberían sacar del programa oficial los actos religiosos que organiza la Iglesia. Pueden aparecer en el programa festivo del mismo modo que aparece la programación del casino Gayarre, por ejemplo. Y, naturalmente, los miembros de la corporación pueden participar de dichos actos, A TÍTULO PERSONAL. El acto del cohete también debe ser objeto de revisión, a nuestro juicio. Po la diversidad demográfica citada parece fuera de lugar ese continuo llamamiento a nuestras “tradiciones”. ¿Acaso son inmutables? ¿Acaso todas ellas tienen un auténtico pedigrí “navarro”? ¿Acaso no estamos pretendiendo convertir en tradicional lo que nunca fue (trashumancia, camino de Caravaca, la ternera asada,… )?
¿Y qué decir de la solemnidad de la que se está revistiendo dicho acto? ¿Ustedes creen que es necesario, que es pertinente ese grito de “viva Navarra” que UPN coló porque sí (otra tradición)? ¿Y la interpretación tras el cohete del Himno de Navarra? ¡Por favor, que es un acto informal y festivo! Dejemos el himno para ocasiones más solemnes, actos oficiales con las autoridades forales y demás. Si Villafranca contara con un himno local propio, podría ser. Mientras tanto, lo suyo parece que las fiestas comiencen con música festiva.
En cuanto al programa, ciertamente se está diversificando, pero es un hecho que hay un exceso de vacas que se llevan la parte del león del presupuesto, a costa de otras actividades que pudieran organizarse. Cierto que atraen gente, pero de unos años a aquí no parece que revierta en beneficio económico para la localidad. Vienen, ven y se van. Sin más. Y, para acabar, debemos hacer una observación y formular una queja acerca de la publicidad y la presencia, tanto de las fiestas como de las jornadas barrocas, en los medios de comunicación. Hemos podido ver sus anuncios, programación y reportajes en Diario de Navarra y alguna revista tudelana, pero se ha ignorado olímpicamente a otro importante periódico tan navarro como el beneficiado.
Se dirá que Diario de Navarra es el medio más leído. Sí, en su edición impresa, pero no es así en la versión digital, donde Diario de Noticias se impone con amplitud. ¿A qué se debe? ¿No queremos que nos visite el mayor número posible de gente o se trata más bien de favorecer a los medios ideológica y políticamente más favorables?
Como no creemos que se deba a la primera razón, debemos pensar que se trata de inyectar fondos monetarios a la prensa afín. Amor con amor se paga.
Pero tengan en cuenta que esta actitud discriminatoria no sólo afecta al medio desfavorecido. Es sobre todo una afrenta y una discriminación a toda persona que elige la prensa “equivocada”. Y, tras todo lo dicho, decidan ustedes, si nuestras críticas encajan mejor en la primera o la segunda acepción.
Reporter Tribulete

