Depósito antiguos en total abandono
Vecino. Informacion.

Como paseante habitual que soy, nunca hubiera pensado encontrarme el espectáculo con que me topé hace unos días en los parajes del Molino. Pero, tampoco, me extraña haber descubierto la vista que recoge la foto. Lo digo porque, ya es habitual la inclinación del Ilustre a dejar edificios en ruinas sin intención de retirarlas, ni de transformarlas, en un hito de lo que fueron para recordar un pasado más o menos inmediato, a no ser que ese hito sea una Cruz de enormes proporciones. De hecho, y sin ir más lejos, ahí bien cerca está el almacén del Molino, para el que el Ayuntamiento decidió un honorable destino, cual era convertirlo en un Edificio de la Memoria Histórica, pero ya se ve que la regidora y su claque están esperando a que un día de estos se hunda en la miseria más miserable y asunto concluído.
Así es. Me estoy refiriendo a los antiguos depósitos del agua del Molino desde hace muchísimo tiempo abandonados. ¿Cuánto tiempo? Muchísimos años. Y eso es lo que extraña. Porque, si algo ha mostrado el ilustre actual, es su pasión por salvaguardar el patrimonio del pueblo. El problema es que, quizás, los depósitos de la foto nada tienen de barroco ni de churrigueresco, aunque sí de exuberante mierda. Vamos que por mucho que adornen su fondo con cerámicas del barroco está claro que lo que estáis viendo en la foto no formará parte de ningún patrimonio, excepto el del olvido o, si lo prefieren, signo de la incuria de los tiempos y de la desidia de la municipalidad.
Expliquemos la foto. Se trata de unos depósitos antiquísimos. De su almacenamiento se abastecía al pueblo de agua potable. De mantenerlos hechos una patena se empleaban los empleados de la brigada municipal. En aquel tiempo, eran unos depósitos limpísimos con una agua pura y cristalina, sin nitritos, y que solamente se volvía amenazante cuando llegaban las lluvias y con ellas el agua del canal de un color oscuro y ceniciento…, y, entonces, no había depuradora…
Lo que me gustaría saber es por qué algunas partes de las paredes que protegen y ocultan vergonzosamente estos depósitos no están protegidas con unas barreras sólidas que impidan el acercamiento de la gente que, movida por la curiosidad termine, no en estatua de sal, pero sí con alguna costilla rota.
A lo que voy. Estamos ante un paraje inútil, desamparado, totalmente olvidado. Penoso. Impropio de un pueblo que cuida y limpia sus edificios, aunque se encuentren lejos del caso urbano.
Todo ello es fruto del abandono de la autoridad. No hay duda que el ayuntamiento actual es quien debería tomar cartas en el asunto y adecentar semejante espectáculo. Y no tirar balones fuera, como podría hacerlo, argumentando que se trata de una herencia en la que el Ilustre actual no tiene arte ni parte. Cierto que el Ayuntamiento puede argumentar que tales depósitos no forman parte del patrimonio barroco, pero sí de una actitud bochornosa del municipio por permitir el mantenimiento de dicho lugar en un estado tan lamentable como oprobioso. Exige una respuesta inmediata y eficaz. Los depósitos son una herencia envenenada a quien nadie le gustaría administrar, pero habrá que estar a las duras y a las maduras, ¿no? No todo el patrimonio es de oro, menos aún cuando no se cuida. A fin de cuentas, la transformación de esos depósitos en un balneario podría haber sido una salida tan inteligente como fuente de divisas para el erario. Otra vez será…
Paseante

