¡Si los uniformes hablaran…!
Vecino. Informacion.

Nos anuncia la Info del Ayuntamiento que “la historia de la Guardia Civil también se cuenta a través de sus uniformes”. Y lo repite al referirse a la exposición que nos va clavar en la Casa de Cultura Julia Álvarez: “Guardia Civil: ayer y hoy. Uniformes con historia”. Sin duda que se trata de una interesante perspectiva si lo que se va a contar de la Guardia Civil lo es “a través de sus uniformes”. Porque eso significa que lo que nos van a relatar será algo más que íntimo, intimísimo, pues “eso” ha tenido que “pasar de un lado a otro de los uniformes” o “por entre ellos”. Así que, si es así, nadie podrá negar que nos esperan historias la mar de curiosas protagonizadas por el llamado “benemérito cuerpo de la Guardia Civil”. Nadie podrá negar que las intimidades de la GC a lo largo de la historia tienen que ser de aúpa. ¡Lo que no habrán visto esos uniformes en las dependencias donde actúa en secreto dicho cuerpo!
Sería la primera vez que alguien se atreviera a contar de verdad lo que han contemplado dichas prendas y sus elementos: chaquetas, pantalones, bolsillos, forros, botones y, ya no digamos sus tricornios, bicornios, teresianas y ros.
¡Ay, madre mía, si esos uniformes hablasen…! Si fuese así, ¡benditos sean estos uniformes que han decidido hablar y narrar las intimidades más íntimas de la GC! Quizás, con un poco de suerte, nos digan qué es lo que pasó en aquella tapia de cementerio donde se dijo que torturaron a este, a ese y aquel y terminaron por darle el tiro de gracia…
Confiemos, pues, en que los uniformes nos hablen sin tapujos. ¡Lo que daríamos por escuchar su versión en los tiempos de la guerra cuando algunos de esos uniformes de la villa se pusieron al servicio de los golpistas! ¿Dónde estarán aquellos que contemplaron dicha tragedia!
Ojalá, pues, que los uniformes de esta exposición nos cuenten todo lo que saben y que han acumulado a lo largo de la historia. Eso es al menos lo que decía el cartel: por “sus uniformes conoceremos la historia de la Guardia Civil”.
Y, si es así, vayan preparando esos entusiastas de la Guardia Civil una segunda e, incluso, tercera exposición, sin olvidar que, tratándose de la historia de un “instituto armado”, lo más pertinente será que en la siguiente fueran protagonistas las armas. El razonamiento es simple. Si los uniformes tienen tragedias que contar, ¿qué baúl de funestos acontecimientos no nos depararía la voz de las armas usadas por este instituto desde que lo fundó el pamplonés Girón Ezpeleta, duque de Ahumada, en 1844, a la hora de “poner orden en la sociedad” y sonsacar la verdad del “enemigo” a punta de pistola entonces, ahora y siempre?
¡Ay, el orden de la sociedad! ¿Será verdad aquello de que “solo los tontos necesitan el orden”? La verdad es que una sociedad, que paga impuestos para que sostener la existencia de una Guardia Civil que la machaca y le dispara cuando la gente sale a la calle para reivindicar derechos de lo más urgentes y necesarios, no debe estar muy sana, ¿no lo creen así? Si responde que no, ya sabe a lo que atenerse. Salud.
Popeye

