ESTO HUELE MAL
Vecino. Informacion.

No asustarse por la palabra: excrementos. Es decir, mierda. Como lo oyen. En las calles. No, no es la de los perros, cuyos dueños dejan tirada en pleno pavimento y ahí te las compongas, Lucas. Excrementos de palomas. A la luz del día. Y en cantidades bochornosas. No huelen tan mal como las humanas, pero su guano transporta una cantidad de esporas intoxicadoras con las que hay que andarse con mucho cuidado.
Pues ese es el panorama con el que nos podemos encontrar en este momento en la bifurcación de las calles Virgen del Portal y Calle Pamplona, en las casas baratas, exactamente en ese rincón tan amable que reproduce la fotografía.
Cuando hace buen tiempo, varios de los vecinos pasan ahí sus ratos de tertulia. Ahora, si lo hacen, lo tienen jodido, pues se exponen a una infección causada por la inhalación de las esporas de un hongo que se encuentra en los excrementos de las palomas, además de otras aves. A la sociedad ya se le ha puesto en aviso ante la gripe aviar y, en estos momentos, las aves de paso migratorias revoletean por el espacio aéreo de Villafranca dejando sus recordatorios excrementicios por allí por donde pasan. Y no son moco de pavo, sino mierda de paloma, y aunque sea un ave con mucho simbolismo político y religioso, pues, en esta ocasión, qué le vamos a hacer, lo sentimos mucho, pero no nos queda otro remedio que cagarnos en ellas, lamentando que no sean educadas y lo hagan en lugares más retirados y menos peligrosos para las personas que, incluso, con toda su buena voluntad, hasta les echan migas de pan y restos de salchicha revenida.
Claro que, si de las palomas no esperamos ninguna respuesta racional a nuestra queja, sí que lanzamos al vuelo nuestra protesta por ver si el Ayuntamiento Mono Rector toma cartas en el asunto y no se anda con milongas y sea consecuente con sus ínfulas cuando nos anunciaba en las elecciones últimas que una de sus prioridades sería tener el pueblo más limpio que la patena del Vaticano.
A lo que vamos. Que mime y refuerce con más operarios a esa abnegada Brigada Municipal para que limpie en condiciones y de forma adecuada dicha invasión de mierda volátil asentada y pegada al pavimento, dado el peligro contaminante que conlleva su presencia. Es triste constatar que cada día que pasa los espacios y lugares de nuestro pueblo, donde nuestros mayores suelen pasar sus ratos de ocio y conversación, se encuentren tan abandonados. Y siempre se trata de lugares alejados del casco urbano. ¡Qué extraña coincidencia!
Palomino

