JOSÉ MARÍA JIMÉNEZ BRETOS. IN MEMORIAM

Vecino. Informacion.

JOSÉ MARÍA JIMÉNEZ BRETOS. IN MEMORIAM

El día 28 de noviembre se ha publicado un libro titulado Dos Mestres represaliats pel franquisme, escrito por Salvador Coll Icart y Daniel Montañá Buchaca. Lo recordamos aquí porque José María Jiménez Bretos, fusilado en 1939 por los fascistas, sigue siendo persona desconocida entre nosotros.

Nació en Villafranca el 9 de septiembre de 1894. era hijo de Eusebia Bretos Segura, hija de villafranqueses, y del riojano Ramón Jiménez Pérez, natural de Grávalos (La rioja). Tenía cuatro hermanos, Paula Visitación, Basilio Vidal, Carmelo y Miguela Hortensia. En cuanto a parentescos, digamos para no complicar mucho las cosas que el padre de Julia Álvarez resano era primo carnal del abuelo materno de José María Jiménez Bretos. Y que Julia Álvarez Resano era también pariente del asesinado Crisanto Bretos Hernández. Su abuela paterna era hermana del abuelo paterno de Crisanto.

También, conviene saber que la hermana de José María, Paula, Visitación Jiménez, Visi, figuró como vocal en la Agrupación Socialista de Villafranca, encargada de la revisión de las cuentas, tras la separación del Centro Republicano SocialistaRadical (1932), y así lo reflejaría el periódico Democracia.

Jiménez Bretos ejerció como maestro propietario en Cardedeu (Vallés oriental). No vivió, por tanto, durante la Pepública en Villafranca.

Por los informes que la justicia militar franquista elaboró de su personalidad se deduce que era un hombre muy integrado en Cataluña, apoyando sin fisuras a los campesinos catalanes en sus reivindicaciones.

José María Jiménez era fue presidente del Centro de Izquierda Republicana, lugar del que procedían las estrategias a seguir en los diversos conflictos de esta localidad en que se vio envuelta la clase campesina durante el período republicano. Como hiciera la mayoría de los maestros republicanos comprometidos, él tampoco se limitaría a cumplir sus obligaciones como profesional de la enseñanza sino que proyectaría su lucha en el resto de las causas sociales y políticas en que sus paisanos se vieron envueltos. Para ello no dudó ingresar en Izquierda Republicana y fundar un centro local de tal partido en Cardedeu.

A partir de esa fecha fatídica, 11 de marzo de 1939, se le instruyó un bárbaro expediente sumarísimo que terminó condenándolo a la pena capital. El proceso discurrió con la velocidad del rayo. Ya el mismo 13 de mayo de ese año, en Plaza de Barcelona se reunió el consejo de Guerra Permanente nº 2 “para fallar las causas acumuladas seguidas por el procedimiento de sumarísimo de urgencia contra una serie de encartados”. En total, 24 personas, con relación al villafranqués esta sería la ficha que quedaría fijada en el informe:

“José María Jiménez Bretos, hijo de Ramón y de Eusebia, natural de Villafranca (Navarra), de cuarenta y cuatro años, casado. Maestro nacional y vecino de Cardedeu; militante de Izquierda republicana, habiendo desempeñado los cargos de Presidente y Secretario de dicha organización, así mismo era elemento influyente entre los Rabassaires a los que incitaba a atropellar a las personas de orden. En la Escuela se caracterizaría por su labor disolvente, inculcando a sus discípulos ideas sectarias. Fue fundador del centro de Izquierda republicana en el pueblo de Cardedeu, habiéndole sorprendido la iniciación del Movimiento nacional en Poble de Lillet. De aquí fue expresamente a Cardedeu para organizar el comité revolucionario local, uniéndole gran amistad con el que fue su presidente, Juan Cot, uno de los responsables de los asesinatos de Manuel(a) campa y Francisco Puitubí».

Sería condenado a la pena de muerte como autor de un delito de Rebelión Militar, inculcar ideas sectarias a su alumnado –nunca por ser un mal maestro en términos pedagógicos–, ser amigo de Juan Cot e influir en política sindical de los rabassaires. en definitiva. era dirigente político de izquierdas y un hombre comprometido con los ideales de la República. Así que al paredón”. (Datos extraídos del libro, Villafranca bajo el terror golpista (1936-1939), editorial Pamiela, de Víctor Moreno).

Sirvan, pues, estas breves líneas para recordar a un villafranqués, del que, como se ha dicho, apenas se tiene recuerdo, y fue, sin duda, un referente en la defensa de la democracia y de la II República, como lo fue el resto de asesinados villafranqueses.

In memoriam.