¡HAY QUE SACUDIRSE LA COSTRA IDEOLÓGICA!

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¡HAY QUE SACUDIRSE LA COSTRA IDEOLÓGICA!

En estos últimos días del mes de noviembre, en una de las salas del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza se ha llevado a cabo una exposición titulada Mujeres Pioneras, donde se reflejaba la vida de quince mujeres que estudiaron en la Universidad de Zaragoza y terminaron carreras de abogadas, médicas, pintoras, físicas, químicas, veterinarias, técnicas industriales, practicantas, etcétera.

Todo un elenco de mujeres sobresalientes en sus respectivos campos de estudio y que marcaron una época, siendo referentes importantes de un feminismo que empezaba a reivindicarse sin alharacas ni triunfalismos. Entre esas mujeres, aparece nuestra Lorenza Julia Álvarez Resano, una de las primeras licenciadas en Derecho en la universidad de Zaragoza. Si no la segunda, la tercera en hacerlo. La imagen que aquí aparece es un retrato pintado por Ana León tomando como referencia una fotografía de Julia.

Nos alegra mucho ver a nuestra paisana reconocida en esa exposición y nos entristece al mismo tiempo ver la desidia, cuando no desprecio, del actual Ayuntamiento hacia ella.

Es verdad que, gracias a la Asociación de la Memoria Histórica del pueblo se consiguió en su día dedicarle su nombre a la Casa de Cultura, pero. desde entonces hasta hoy, en ningún momento se le ha hecho un homenaje institucional propiamente dicho. Y fechas propicias para hacerlo ha habido unas cuantas. Entre ellas, la fecha de su nacimiento, en Villafranca y el de su muerte en México. El Ayuntamiento actual jamás ha tomado iniciativa alguna para homenajear a una mujer excepcional, siendo pionera en muchos campos en los que participó durante su corta vida (1903-1948). Las derechas ni siquiera tuvieron la deferencia de asistir a la inauguración de la Casa de Cultura, ni tampoco cuando se le dedicó una Sala en el Parlamento navarro. Son ejemplos muy elocuentes y que no precisan comentario.

Desgraciadamente, Julia Álvarez Resano sigue siendo ninguneada por razones políticas por parte de las derechas del actual Ayuntamiento que la sigue mirando como hicieron las derechas de la II República y los golpistas del Franquismo, relegándola al olvido. En Villafranca, se llegó a decir que había muerto en Rusia donde se había exiliado. Mientras en el Parlamento Navarro se le dedica el nombre de una sala de reuniones y el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza la celebra como una mujer pionera de su tiempo, aquí, en su pueblo, se sigue ninguneándola por parte de quienes rigen actualmente rige el Ayuntamiento.

En este sentido, resulta increíble que en la Casa de Cultura que lleva su nombre no se haya celebrado todavía ninguna exposición que contemple su periplo vital desde 1903 a 1948. Hoy, gracias a la investigación del historiador Víctor Moreno, disponemos de un material inmenso para dar cuenta de esa biografía de nuestra paisana en cada una de las facetas en las que fue conocida: maestra, mitinera, abogada, diputada, gobernadora, escritora, jueza, magistrada y hechos relacionados de su exilio en Francia y México. Entendemos que ya va siendo hora que la actual derecha municipal de Villafranca se vaya sacudiendo esa costra ideológica y acepte de buen grado la ejemplaridad de una mujer excepcional. Decía Darwin que las especies evolucionan y muestran su inteligencia adaptándose. Está claro que en el terreno de las especies ideológicas dicha evolución no parece que sean tan inteligentes.

Tiene que reconocer que, a largo de su historia, Villafranca no ha tenido en su nómina de mujeres una como ella. Y, a estas alturas, no puede escudarse en la ignorancia y en el cúmulo de prejuicios que se han venido heredando de generación en generación contra Julia. Como ya se ha dicho, nuestro paisano Víctor Moreno, en su Biografía de la socialista Julia Álvarez Resano (1903-1948). República, Guerra y Exilio, deja bien claro por qué razones merece la pena rescatar su nombre del maldito olvido de la historia y por qué razones se equivocan quienes la han venido ninguneando, tanto por parte de los suyos como de los otros.

Que no sean, pues, la pereza ni el prejuicio los responsables de nuestra ceguera acerca de “nuestra villafranquesa” excepcional. Desde que llegó la democracia, su nombre, no solamente exigía poner nombre a una Casa de Cultura, sino, también, era de “justicia poética” dedicarle una calle, una plaza y, por supuesto, una escultura.

Esperemos que algún día tenga feliz cumplimiento dicho deseo. Desde aquí proponemos que para este mayo próximo de 2026, el Ayuntamiento al completo asuma el compromiso de organizar una exposición de su periplo vital en la Casa de Cultura. Honrará no solo la memoria de Julia, sino la de quienes la lleven a efecto.

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