Fotos

Vecino. Opinion.

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He visto a una edil recorriendo las calles de Villafranca sacando fotos. Tranquilos. Sólo busca irregularidades urbanísticas. No asesinos en serie. En cuanto, ve una fachada sospechosa se planta delante de ella y flash que te crió. Luego, comprobará si tiene la correspondiente licencia de obras. Si no es así, multa al canto. Me pregunto, este sistema ¿es original de esta legislatura o ya se venía practicando? ¿O se trata de una modalidad que ha surgido por la falta del policía municipal tradicional haciendo estas faenas?

Servidora teme que este modo de perseguir comportamientos ilegales sea idéntico al que se utiliza con los coches mal aparcados y que en Villafranca, a cualquier hora del día, son legión. ¿Lo es? No me molesta tal procedimiento. Es limpio, barato y rápido. Y no pongo el grito en el cielo, como hace mi vecina del segundo, si para solucionar este tipo de ilegalidades por falta de personal, el ayuntamiento ha decidido echar mano de unos patrulleros de chivatos ambulantes.

Pero se me ocurre que, si el Ayuntamiento va a seguir persiguiendo este tipo de ilegalidades de esta manera hasta que no se nombre un policía municipal, sería un bueno perseguir, ya que estamos por la labor, ciertos comportamientos poco edificantes. Ese misma peña de delatores fotográficos, en lugar de sacar fotos sólo de fachadas de obras o de coches mal aparcados, podría dedicarse lo mismo cazando mierdas de perros en el casco urbano y no solo; colillas de cigarros que te encuentras en cualquier parte del pueblo; basura acumulada de días y de meses -botellas, latas, cartones, ropa de todo tipo, plásticos, sillas rotas, tubos, alambres, cestos, utensilios inservibles…-, y que debería estar en un contenedor.

Nos han acostumbrado a portarnos bien bajo el premio de la zanahoria o la amenaza del castigo y de la multa. Y así nos va. En este sentido, no creo que el Ayuntamiento haya cambiado de metodología castigadora, que no preventiva. Por eso, el Ayuntamiento debería esforzarse en, más que castigar, en prevenir la fechoría y el castigo. Porque la multa lo que hace es crear ciudadanos resentidos, vengativos y malasombras. Y, quizás, debería pensar en que incumplir la obligatoriedad de una licencia de obra o el mal aparcamiento de un coche, no es tan grave como permitir que, en materia de higiene y salubridad públicas, haya ciudadanos que se hayan propuesto convertir el pueblo en un estercolero.

Les prometo que la próxima vez para comprobar lo que les digo reproduciré unas cuantas fotos.
Vecina inquieta